El Pop Art llegó a
influir en campos tan insospechados como el de la propia tipografía. A medida
que se desarrollaba la corriente, se fue experimentando con las distintas
fuentes tipográficas, que se caracterizaban por su estética vinculada a la
propia idea del Pop Art de llevar lo cotidiano a la categoría de arte. Se
acabaron deformando las tipografías con una notoria fantasía, y se acabó
generalizando la tipografía de “cómic”, gracias especialmente a las obras de
Roy Lichtenstein. Antes era impensable que una imagen pictórica fuese
acompañada de un texto tipográfico, pero con el Pop Art la tipografía se
convirtió en una nueva forma de expresión visual que acompañaban a las obras
como si fuesen una imagen más y les dotaba de nuevos significados.
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