Práctica subida por Pablo Castillo Domínguez
En esta entrada haremos un breve comentario sobre tres de los numerosos ejemplos arquitectónicos que se pueden encontrar en los Jardines del Retiro.
En esta entrada haremos un breve comentario sobre tres de los numerosos ejemplos arquitectónicos que se pueden encontrar en los Jardines del Retiro.
FUENTE
DE LA ALCACHOFA
Esta fuente se
encuentra situada en la Plaza de la República de Honduras. Está fechada de
finales del siglo XVIII, probablemente entre 1770 y 1780. Su diseño se debe a
Ventura Rodríguez, mientras que de su realización se ocuparon los escultores
Alfonso Giraldo Bergaz, Antonio Primo y José Rodríguez.
Originariamente fue
construida para ordenar urbanísticamente la zona oriental de Madrid, dentro de
las obras de construcción del Salón del Prado, un proyecto que fue aprobado por
el Rey Carlos III. Sin embargo, en torno a 1880 la fuente fue traslada a los
Jardines del Retiro para facilitar la fluidez del tráfico del recinto en el que
se hallaba (actualmente la Plaza del Emperador Carlos III), y desde entonces ha
permanecido allí como una de las fuentes más emblemáticas del parque.
Creo que resulta
curioso resaltar que, aunque Ventura Rodríguez llevó una trayectoria artística
bastante neoclásica, esta fue una de sus obras con más clara influencia
barroca: seres marinos (un tritón y una nereida, ambos sujetando un escudo de
Madrid) adornos vegetales y efectos de agua grabados en el material de la
fuente, que le dan una esencia original y tan fresca como el agua que sale de
ella.
ESTATUA
DE DOÑA URRACA
Esta estatua está
situada en el Paseo de la Argentina, conocido popularmente como Paseo de las
Estatuas, precisamente porque a ambos lados del mismo se sitúan una serie de
estatuas de monarcas españoles. Estas estatuas fueron originariamente diseñadas
para decorar la cornisa del Palacio Real, entre los siglos XVII y XVIII. Son
varios los autores que las realizaron, siempre bajo la dirección de los
escultores de la Corte del momento, Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro.
Sin embargo, tras la llegada de Carlos III, las estatuas fueron retiradas del
Palacio Real y se distribuyeron por distintas zonas de la ciudad de Madrid, y una
de esas zonas fue el Retiro, que recibió 13 de esas estatuas.
Todas las estatuas
hacen el paseo bastante solemne, tal y como debe ser andar entre estatuas de
reyes de distintas épocas. Pero la estatua que representa a Doña Urraca fue la
que más me llamó la atención, no sólo porque es una de las pocas monarcas
españolas representadas (la historia de España está llena de reyes, pero
también de reinas y no deben pasar inadvertidas), sino porque muestra una gran
entereza, mirando desafiante hacia el frente, hacia la nada, y sin dar muestras
de desvanecerse, lo cual resulta bastante admirable, teniendo en cuenta que
Urraca no tuvo ni una vida ni un reinado fáciles.
MONUMENTO
A SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL
Se encuentra en el
Paseo de Venezuela. Su autoría se debe al escultor Victorio Macho, y fue
inaugurado en el año 1926, el 24 de abril, para conmemorar en vida a Ramón y
Cajal, una de las mayores figuras científicas que España tuvo en el siglo XX.
Si he escogido este
ejemplo escultural es porque su concepción resulta muy original y porque capta
a la perfección la labor médica que ejerció Cajal durante toda su vida. O mejor
dicho, capta la vida de Cajal, que fue la labor médica. Él, en el centro,
vestido con manto como si de una de las grandes figuras clásicas se tratase;
detrás, dos fuentes que cierran el monumento y con dos relieves cuadrangulares,
la Fons Vitae y la Fons Mortis, la vida y la muerte, la
felicidad y la melancolía, hechos y sentimientos a los que Cajal tuvo que
enfrentarse no sólo como persona sino como médico. Cerrando el conjunto, entre
las dos fuentes, una estatua de una mujer, que podría tratarse de Minerva, la
diosa de sabiduría. Porta una corona de laurel, dispuesta a entregársela a
Cajal, como si de un vencedor y un victorioso se tratase, y efectivamente así
podría definirse a esta gran figura española.
Práctica subida por Ana Belén Fúnez Curiel
Práctica subida por Ana Belén Fúnez Curiel
El ángel caído
Realizada en 1877 por el
escultor Ricardo Bellver. El pedestal sobre el que se poya fue hecho por
Francisco Jareño y se inauguró oficialmente en 1885. Como esto es más un
análisis de la escultura no voy a hablar sobre el pedestal
Antes que nada observemos
la vida del autor. Ricardo Bellever (1845-1924) fue un escultor español nacido
en Madrid. Podríamos decir que el amor por el arte lo heredó de su padre Francisco Bellever, el cual también fue escultor. Estudió en la academia de bellas
artes de san Fernando y más tarde pudo ir a estudiar a la Academia Española de Bellas Artes de Roma, donde tres años después de su estancia allí realizaría la estatua
del ángel caído y se convertiría en su obra más conocida. Se mostró en la Exposición Nacional
de Bellas Artes de Madrid donde ganó el primer puesto y por eso llevaron una
copia en bronce a la expo de París (la original está hecha de caliza, bronce y
hierro)
El
autor hizo esta obra basándose en unos versos de “el paraíso perdido” (1667) de
John Milton. Esta obra trata sobre el pecado original que cometieron Adán y Eva
y que hizo que cayesen en desgracia. En cuanto
a la parte que corresponde a Satanás dice que se rebeló contra el poder de Dios
ya que pensaba que éste estaba sosteniendo una monarquía injusta y que los
ángeles debían tener los mismos derechos que dios, por eso organiza una
revuelta, para que los ángeles tuviesen libertad.
La
escultura en sí refleja el odio que siente Lucifer al mirar al cielo, la amargura
de la derrota y la tristeza de haber caído.
La escultura pasó a formar
parte de la colección del museo del prado y por
petición popular se decidió colocarlo en un lugar público y eligieron un
espacio libre en los jardines del retiro.
No es la única estatua
dedicada a este tema, pero tiene una curiosidad importante y es que está
situada a 666 metros de latitud sobre el mar (cosa normal ya que la capital
está más o menos a esa altura por lo general, pero este dato ha dado bastante
que hablar
Diana cazadora
Lo primero que sorprende
de esta estatua es su emplazamiento, pues no está a la vista como el resto de
las estatuas, sino que la han situado en una isla artificial rodeada de
vegetación. No podría ser de otra manera ya que esta figura es una de las
misteriosas de todo el parque. No hay datos históricos sobre ella y se piensa
que podría formar parte de la colección real cuando aún poseían el parque, la
verdad es que la encontraron en medio de la maleza y le faltaban partes como el
brazo y los dedos, pero en 1994 los restauraron.
La estatua está hecha de
piedra caliza y porta a su espalda su típico carcaj con flechas, pues por eso
se la conoce como la diosa cazadora, junto a ella hay un perro (parte del
cortejo de animales que la acompañaban) y a sus pies yace un ciervo el cual se
supone que es Acteón, un joven cazador que vió a la diosa bañarse desnuda en el
río y cuando ésta se dio cuenta le transformó en ciervo e hizo que sus sabuesos
le diesen caza.
Al ser la diosa de la caza
y de la naturaleza está colocada en un sitio idóneo pues rodeada de vegetación
nos transmite la idea de cómo debía ser la diosa en sus cacerías por el bosque
Hércules y el león de Nemea
Esta obra en un principio
no estaba destinada a estar en el parque, sino que iba a estar o bien en el
palacio de Oriente o adornando una casa regia. Como muchas de las esculturas
del retiro fue encargada entre el siglo XVII
y XVIII
Según cuenta
la leyenda uno de los doce trabajos de Hércules consistía en matar al león de
Nemea, una criatura enorme con una fuerza descomunal que para más inri tenía la
piel dura como el acero, lo que lo hacía imposible que se le pudiese matar con
espadas. Como era imposible matarlo con los métodos convencionales, a Hércules
no le quedó más remedio que estrangular a la bestia metiendo su mano por el
gaznate. Como también tenía que conseguir la piel usó las propias garras del
león para cortarla y con ella se hizo su armadura.
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