En esta entrada,
veremos un breve análisis de la obra Guernica,
del famoso pintor malagueño Pablo Ruiz Picasso (1881-1973). No como obra de
arte, sino como símbolo, por su importancia no sólo artística sino como también
histórica. Veremos, pues, las ideas que se esconden tras él, ideas que, ante
ojos inadvertidos, a veces pasan desapercibidas.
Guernica. Pablo Picasso (1 de mayo-4 de
junio 1937, París). Óleo sobre lienzo. 7x3,5 m. Museo Nacional Centro de Arte
Reina Sofía (Madrid, España).
El Guernica de Picasso nació primeramente como un encargo, un encargo
realizado por el Gobierno de la República para el Pabellón Español en la
Exposición Internacional de las Artes y las Técnicas en la Vida Moderna de
París, en el año 1937. La Embajada de España en París quería utilizar el
Pabellón como un instrumento de propaganda política que mostrase la situación a
la que España se estaba enfrentando en aquellos momentos: la Guerra Civil. Para
ello reunió a todo un grupo de intelectuales y artistas españoles de
reconocimiento internacional, entre los que se encontraba Picasso. El pintor
malagueño pasó varios meses indeciso, no sabiendo exactamente qué plasmar en el
lienzo blanco. Y así permaneció, hasta que llegó el día.
26 de abril de 1937.
Los aviones de la Legión Cóndor, pertenecientes a las tropas y fuerzas
militares alemanas, que eran aliados de las tropas franquistas durante la
Guerra Civil Española, atacaron la ciudad vasca de Guernica. Este ataque,
realizado sobre un enclave con poco interés militar, probablemente se realizó
para poner a prueba la moral del enemigo. Y fue tal el impacto emocional y
mediático del suceso, que la noticia hizo eco en la prensa internacional.
Picasso, que en aquel momento se encontraba fuera de España, en París, se
enteró de la catástrofe y observó las fotografías de la misma gracias a los
diarios franceses, entre ellos L’Humanité.
Se acabó la búsqueda. Se acabó la indecisión. Ya tenía un tema que representar
en su lienzo. Un objetivo. A partir de entonces dibujó y pintó. Y pintó y
pintó, con rabia, con deseo, sin dudarlo. Todo el proceso de creación del
cuadro quedó documentado y fotografiado por Dora Maar (1907-1997), la compañera
de Picasso en aquel entonces, y se convirtió en uno de los mejores ejemplos de
documentación de una obra en toda la historia del arte, y que hoy día puede
observarse en el Museo Reina Sofía en la misma sala donde se encuentra el
cuadro, donde se conserva ya desde el año 1995.
Desde un punto de vista
artístico, el Guernica es bastante
peculiar, por su composición, por su ausencia de color a favor de la técnica de
la grisalla (blancos, negros y tonalidades grises) y sobre todo por su estilo,
difícil de clasificar, por sus toques cubistas, expresionistas y hasta
surrealistas. Pero aquí no hablamos del Guernica
como obra de arte. Hablamos de él como símbolo. Porque aunque esta obra de
Picasso puede considerarse una pintura histórica (y lo es), lo cierto es que el
malagueño consiguió que su creación se saliese de sus marcos ideológicos, de
sus marcos históricos, y se convirtiese en una idea, en un símbolo. Un símbolo
contra la opresión, un símbolo contra la violencia, un símbolo contra la
guerra, de cualquier tipo, realizada contra cualquier ser humano y en cualquier
lugar del mundo. El Guernica no es
una representación de la guerra, es una representación de la lucha por la paz y
la libertad. No sólo en España durante la Guerra Civil, sino en cualquier
rincón del mundo. Y eso es lo que la convierte en una de las obras pictóricas
más emblemáticas del mundo contemporáneo.
El uso del blanco y el
negro, sin color, sin duda añade un dramatismo especial a la imagen, y recuerda
a las fotografías originales que Picasso observó en los diarios franceses
cuando se publicó la noticia. Los personajes se pueden dividir en dos grupos.
Por un lado, los humanos, la mayoría de ellos mujeres, huyen, están aterrados,
gritan, sufren, sin saber a dónde ir y por qué está ocurriendo lo que ven ante
sus ojos. Por otro lado, los animales, conformados por un toro, un caballo y un
pájaro en segundo plano. La figura del toro y la figura del caballo, sin duda
elementos nacionales, han sido bastante discutidas, y hay varias teorías al
respecto. La más llamativa, por ejemplo, explica que el toro es la opresión, el
personaje fuerte, mientras que el caballo, herido, representa a los oprimidos,
es el personaje débil. En cualquier caso, es una escena trágica, violenta,
melancólica, deprimente, y que básicamente se traga al espectador, no sólo por
la idea que representa, sino por el inmenso tamaño del lienzo, que impresiona y
que sin duda resulta amenazante.
El viaje del cuadro por
toda Europa e incluso hasta Estados Unidos sin duda influyó en el crecimiento
de su fama y prestigio, y todo el dinero recaudado durante las exposiciones se
invirtió en la República. Pero con esto, su deterioro también se vio
incrementado, y Picasso decidió que la obra se conservase en Estados Unidos, en
1957, y allí permaneció hasta que regresó a España en 1981. La razón de su
conservación es una de las causas por las que el cuadro no se traslada a
Guernica, donde muchos piensan que es donde debería estar.
Hoy día, la obra de
Picasso parece vacía de contenido. Quizá sea porque se hizo en un momento
exacto de la historia que reflejaba perfectamente los sentimientos y temores de
millones de personas en todo el mundo que se veían amenazadas por oleadas de
violencia y por guerras. Y encumbrando toda esta crisis, sin duda, se encuentra
la Segunda Guerra Mundial. Hoy, la idea de una guerra nos parece inimaginable.
Pero las personas que aún viven y recuerdan con horror el caos bélico que hace
menos de un siglo ocurrió en prácticamente en todo el mundo, posiblemente
entiendan mejor lo que el Guernica
llegó a representar en aquellos momentos. Y no sólo estas personas. Alrededor
del mundo, en distintas zonas, aún se desarrollan conflictos bélicos, ante los
cuales solemos taparnos los ojos. Y millones de personas sufren sus
consecuencias. Puede que no muchos de nosotros no hallamos vivido una guerra,
pero ahí está el Guernica, solemne,
inamovible, para recordarnos la lucha por la libertad que millones de personas
llevaron y aún llevan a cabo para acabar con el belicismo mundial.
Bibliografía:
- Página web del Museo
Reino Sofía:
- González, J.: La mitad
invisible. El “Guernica”, de Pablo Ruiz Picasso. 6 de abril de 2010.
Programa de arte dirigido por TVE. Disponible en la web: http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-mitad-invisible/mitad-invisible-guernica-pablo-ruiz-picasso/737608/
Realizado por Pablo Castillo Domínguez (Grupo A3)